Con mucha frecuencia solemos utilizar los términos “maestro” y “profesor” como sinónimos. En realidad, no es así, no es lo mismo, y en este artículo de Preparadora Oposiciones te vamos a mostrar cuáles son las principales diferencias entre una y otra palabra, que, insistimos, no significan lo mismo.
Hay quien piensa que profesor es más que maestro, cuando eso es una falsa creencia. Simplemente, son dos conceptos educativos diferentes.
¿Qué diferencia hay entre maestro y profesor?
Básicamente, la diferencia que existe entre profesor y maestro es el ámbito en el que se desarrolla la labor docente de cada uno de estos profesionales. Así, el profesor imparte sus clases en secundaria, bachillerato o universidad, mientras que el maestro trabaja con sus alumnos (y está especializado) en educación primaria o infantil.
Una frase típica para ejemplificar la diferencia entre uno y otro es “un profesor es alguien que enseña, pero del maestro, aprendes”.
Como decimos, el maestro trabaja con alumnos de primaria o infantil, no está, digamos, establecido que enseñe una determinada materia. Para ejercer como maestro, es necesario tener la habilidad y la capacidad de transmitir a niños pequeños valores, principios y, claro, formación para su vida y para que puedan acceder al siguiente ciclo educativo.
En el caso del profesor, ya trabaja con alumnos mayores que no necesitan esta labor, sino que, simplemente se centra en enseñar diversas materias para conseguir que los alumnos adquieran una serie de conocimientos. Resumiendo, podemos decir que, de alguna forma el maestro moldea la mente de los más peques, mientras que el profesor simplemente les transmite conocimientos.
¿Cuál es el origen de profesores y maestros?
Seguramente, esto que te vamos a contar hoy te va a sorprender bastante, sobre todo, por la concepción de la educación que tenemos hoy en día.
La enseñanza no siempre ha sido un derecho fundamental, de hecho tardó muchos siglos en convertirse en uno de ellos. Para las sociedades de la Prehistoria, la enseñanza era más una necesidad vital que un derecho.
Para sobrevivir, era necesario que los conocimientos pasasen de una a otra personas, como por ejemplo, enseñar a los más jóvenes las técnicas de caza o de pesca era tarea fundamental de los ancianos de las distintas comunidades.
Cuando estas sociedades primitivas se asentaron en las ciudades, esa transmisión de conocimientos se hizo un poco más compleja. Ahora, también se ensañaban tradiciones de los pueblos y religión. Simplemente, el maestro/profesor era un instrumento de socialización.
Por poner un ejemplo, según explica Jenofonte en algunas de sus crónicas, desde pequeños los niños en Esparta tenían que pasar unas pruebas para ver si eran válidos como soldados. En caso de que las superasen eran enviados a un cuartel, donde aprendían a leer y a escribir estando sentados para adquirir disciplina.
El maestro en Grecia y Roma
Los primeros de la historia, considerados por los historiadores, fueron los filósofos sofistas, y su profesión era la “enseñar la sabiduría”.
En estas dos sociedades, los docentes acabaron adquiriendo una función política, ya que eran los encargados de formar a los ciudadanos más importantes para que fueran capaz de gobernar adecuadamente.
En Roma, a veces, eran esclavos griegos los que hacían esto, ya que se les consideraba los receptores de aquellas materias que tanto valoraban los romanos: estética, música, gimnasia, poesía, filosofía y literatura.
La Edad Media
En la Alta Edad Media, tras caer el Imperio Romano, la docencia se circunscribió a la Iglesia. La lectura y escritura era tarea de los monjes, y en el caso de que algún noble quisiera adquirir estas habilidades, eran los clérigos los que hacían de maestro. Es más, en las primeras universidades se aplicó la escolástica, es decir, la reconciliación de la fe y la razón.
Con la Edad Moderna, la enseñanza se convirtió en algo mucho más práctico para que los hijos de los nobles pudieran trabajar en la Corte.
En nuestros días
La ciencia sistemática en la que se forman los maestros es la pedagogía. Durante los siglos XVIII y XIX, el docente adquiere una dimensión mucho mayor, asumiendo la instrucción de la personalidad de los menores, no solamente un profesor de materias educativas.
Su madurez se produce en el siglo XX, y es en este momento en el que se ponen a prueba distintas teorías pedagógicas.
Hoy el maestro es una figura fundamental para la educación para la vida de los más pequeños, y, por suerte, tienes la oportunidad de trabajar como tal.
¿Te ayudamos?